En una de las aldeas, JesĂşs conociĂł a un hombre que tenĂa una lepra muy avanzada. Cuando el hombre vio a JesĂşs, se inclinĂł rostro en tierra y le suplicĂł que lo sanara. —¡Señor! —le dijo—, ¡si tĂş quieres, puedes sanarme y dejarme limpio! JesĂşs extendiĂł la mano y lo tocĂł: —SĂ quiero —dijo—. ¡Queda sano! Al instante, la lepra desapareciĂł. â€â€Lucas‬ â€5‬:â€12‬-â€13‬ â€NTV‬‬