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George Stinney tenía 14 años cuando lo acusaron de haber asesinado a dos niñas en Carolina del sur. La policía le arrancó una confesión y un tribunal integrado por hombres blancos lo condenó a muerte en apenas diez minutos. Sentado en el banquillo de los acusados de la sala del Tribunal del Condado Clarendon, junto a un defensor de oficio blanco que ni siquiera se dignaba a mirarlo, la tarde del 24 de abril de 1944 vio azorado y en silencio como su suerte se jugaba a un ritmo de vértigo. El juicio duró solo cinco horas y el jurado de doce hombres blancos –ni mujeres ni gente de color- se tomó apenas diez minutos por reloj para llegar al veredicto. “Culpable”, que era lo mismo que decir muerte. La muerte de el pequeño George, el pequeño. El condado de Clarendon, en Carolina del Sur, uno de los baluartes del racismo norteamericano, no tenía tiempo para perder con un niño negro. Apenas pronunciada la sentencia, George fue trasladado a la Penitenciaría Estatal de Columbia, donde lo vistieron con un traje a rayas y lo dejaron tirado en una celda del pabellón de la muerte. “No lo hice, no lo hice. ¿Por qué me van a matar por algo que no hice?”, le dijo con la voz entrecortada por los sollozos a su compañero de celda, Wilford Hunter. Lloró hasta quedarse dormido. Era apenas un niño, pero para la ley de Carolina del Sur debía ser tratado como a un adulto cualquiera. Tuvieron que poner unos libros sobre el asiento de la silla eléctrica para adaptarla a su pequeño cuerpo. #casos #casosdelavidareal #fypシ #fyp #foryoupage #justicia #injusticias #foryou #niño #georgestinney #parati
Duration: 0 sPosted : Sat, 11 Nov 2023 23:45:33Views
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